Cosas que me enseñó el feminismo
Entre las innumerables cosas que el feminismo ha aportado a mi vida, el concepto de "no deberle algo a la humanidad por existir y ser mujer”, es mi favorito. Es en serio, no estoy exagerando ni soy una ridícula como me han dicho cuando lo expongo abiertamente. Pregúntale a cualquier mujer entre los 13 y 60 años a qué clase de exigencias se ve sometida “sutilmente” y la mayoría te contará cómo se espera de ella una actitud ideal para considerarse mínimamente agradable.
Al igual que la de muchas mujeres, mi infancia y adolescencia fueron tortuosas a causa de la idea de “tener” que lucir bien a todas horas. Cuando me preguntaban algo, era mi deber dar una respuesta asertiva pero no muy elaborada (¡no fuera a ser que opacara a los demás chicos!), incluso debía respetar a los tipejos de cuarta que me gritaban obscenidades en la calle cuando era poco más que una niña porque “las palabras altisonantes no se oyen bien en mujeres”. Y sí, ese mismo ejercicio, se repite día tras día en la vida de millones de mujeres y niñas en cualquier lugar del planeta.
Antes de que vengan los machirulos a invadir esta página, quiero dejar en claro dos cosas:
1) Sí, las mujeres les debemos a los hombres lo mismo que a cualquier otro ser humano: respeto, civismo, consideración y empatía, pero no un un trato especial.
2) Muchas de las experiencias que cuento también las viven los hombres, pero no deben usarse como “argumento” para justificar su mal comportamiento.
Estas son algunas experiencias que me sirvieron para darme cuenta de cosas que no le debemos a nadie:
1. Belleza
Un alto director de la empresa para la que presto servicios, en una ocasión me dijo: “Parte de tu trabajo es ser bonita”, así, de frente y con toda la naturalidad del mundo. El comentario me cayó como una bofetada en la cara. No podía dejar de cuestionarme si le hacía la misma clase de preguntas a mis colegas varones. Muchas respuestas pasaron por mi mente en ese instante y, por un momento, me vi en la dicotomía de escoger entre mi empleo o responderle como merecía.
Seamos claros: NADIE le debe belleza a ninguna otra persona, ni siquiera a su pareja o a su familia. Las mujeres no somos objetos que vinieron al mundo a adornar las calles y el precio de nuestra existencia no se mide por cómo nos vemos frente al espejo.
2. Conversación y sonrisas
Si bien estoy de acuerdo que sonreír no cuesta nada y que la cortesía es una buena carta de presentación en cualquier lugar al que vayas, tampoco es obligatorio hacerlo si sencillamente no estás de humor. Tienes derecho a andar de malas. ¿Por qué actuar feliz para extraños si no te viene en gana?
3.Noviazgo y sexo
Detesto el término friendzone. Lo detesto terriblemente por perpetuar la estúpida idea de que ser amigable con una mujer es la ruta más fácil para tener sexo con ella.
Nos han enseñado que las mujeres debemos sentir gratitud ante cualquier migaja de cariño que recibamos por socializar con alguien del sexo opuesto y que sus sentimientos están por encima de los tuyos. La amistad no funciona de esa manera. No es un premio de consolación. Por supuesto, no estoy invalidando las situaciones en donde dos personas comienzan como amigos para, eventualmente, tener una relación (de hecho es lo común).
La gran Sylvia Plath dijo una verdad conocida por muchas las mujeres: “girls are not machines that you put kindness coins into until sex falls out”. Y así es, amiga. No importa si te pagó una cena en el restaurante más lujoso de tu ciudad, si tuvieron sexo antes, si te apoyó en momentos difíciles o si coqueteaste con él alguna vez. NADIE LE DEBE SEXO A NADIE. Tú tienes la última palabra sobre lo que haces con tu cuerpo, eres un ser autónomo y tu decisión no debe ser presionada ni cuestionada. Este punto ni siquiera está a discusión ni se invalida por cuestiones de alcohol y drogas.
Estas son algunas de las cosas que no le debes a nadie. Ahora es tu turno de compartir tus experiencias, por ejemplo ¿qué has aprendido gracias al feminismo? ¿has cambiado tu forma de socializar desde que te volviste feminista?
1 comentarios
Sí, gracias al feminismo mi manera de socializar es distinta. Digo, se ha vuelto intolerante tolerar el maltrato o abuso de quién venga. Me siento más reconciliada conmigo misma y con las demás mujeres; y a la vez, mas segura de batear actitudes patanes.
ResponderBorrarMe encantó tu ensayo y, en específico, tu frase "NADIE LE DEBE SEXO A NADIE".